La demanda de combustible registró una fuerte contracción interanual impulsada por el impacto de los aumentos tarifarios en el presupuesto doméstico.
La venta de combustibles líquidos en el mercado interno experimentó una significativa caída interanual del 6,5% durante noviembre, según datos relevados por las cámaras del sector. Este retroceso marca una de las contracciones más pronunciadas del último año calendario, reflejando un ajuste profundo en el comportamiento de los consumidores.
La retracción se explica principalmente por el persistente ajuste en los precios de expendeduría, que acumuló incrementos que superaron el índice de inflación general en el último trimestre. El consumidor promedio reaccionó disminuyendo la frecuencia de uso vehicular no esencial y optando por la carga mínima.
El boom importador y los efectos del dólar barato en 2025 deformaron el ADN industrialEl impacto de estos aumentos se tradujo en una exigencia creciente sobre el presupuesto familiar, forzando la priorización de gastos y la búsqueda de alternativas en el transporte público. La disminución del consumo afectó de manera transversal tanto a las naftas de alto octanaje como a los segmentos de menor valor.
Analistas económicos señalan que la baja en el consumo de hidrocarburos es un indicador directo del deterioro del poder adquisitivo y de la consecuente desaceleración de la actividad doméstica. Históricamente, este sector reacciona rápidamente a la traslación de costos a surtidor.
La tendencia estructural indica que el mercado minorista de combustibles continuará bajo presión mientras no se estabilice el costo de vida y se revierta la pérdida de poder de compra. Las empresas energéticas mantienen la expectativa de que el consumo solo repuntará ante una estabilización macroeconómica efectiva.
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