El ambicioso proyecto de Universal Pictures de revivir a sus monstruos clásicos en un universo compartido, el llamado Dark Universe, no logró superar su primera fase.
A principios de los 2000, Universal Pictures diseñó una estrategia cinematográfica para explotar su icónico catálogo de terror, buscando emular el éxito de los grandes universos de superhéroes. El proyecto, bautizado como Dark Universe, tenía la meta de integrar narrativamente a figuras legendarias como el Conde Drácula, el monstruo de Frankenstein, el Hombre Lobo y el Fantasma de la Ópera.
La iniciativa tomó forma concreta con el lanzamiento de La momia, película que, en el cronograma del estudio, debía funcionar como piedra fundacional de la nueva franquicia de terror y acción. El objetivo era establecer una línea argumental coherente que uniera las historias individuales de los monstruos a través de múltiples producciones y estrellas de primer nivel.
Fue uno de los futbolistas más temidos de Inglaterra, pero ahora es una estrella de HollywoodSin embargo, tras el estreno, la recepción crítica y comercial del primer título fue deficiente, frustrando inmediatamente las ambiciones de expansión del estudio. Este resultado obligó a Universal a replantear la viabilidad de la saga y a congelar rápidamente los proyectos que ya se encontraban en distintas fases de preproducción.
La decisión reflejó los desafíos que enfrentan los estudios al intentar replicar fórmulas de éxito probadas en otros géneros, especialmente cuando se trata de personajes con legados tan antiguos y variados. La presión por construir inmediatamente un universo cohesivo, como había logrado Marvel, resultó ser una barrera para el desarrollo orgánico de las narrativas.
Aunque la visión original del Dark Universe fue abandonada, Universal Pictures ha optado por producir adaptaciones individuales de sus monstruos, dando libertad creativa a directores y guionistas para crear historias independientes y de menor riesgo presupuestario.
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