La pronunciada recesión en el consumo masivo se explica fundamentalmente por el colapso del financiamiento y un profundo cambio en los hábitos de compra de los argentinos.
El consumo masivo ha registrado una nueva y significativa contracción, confirmando una tendencia recesiva que impacta directamente en la cadena comercial. Un análisis reciente de especialistas en el sector subraya que esta recaída va más allá de la pérdida de poder adquisitivo tradicional, reflejando una modificación profunda en la relación entre las familias y el gasto.
Uno de los factores estructurales que explican la velocidad y profundidad de la caída es la virtual desaparición del crédito como herramienta de soporte para las compras cotidianas. La restricción en el acceso a líneas de financiación, sumado a las altas tasas de interés, elimina un motor esencial que históricamente lubricaba la demanda de bienes y servicios.
China impuso una cuota y aranceles a las importaciones de carne argentina desde enero 2026Los estudios de mercado revelan que el consumidor ha adoptado una estrategia defensiva ante la incertidumbre económica. Se observa una marcada priorización de productos esenciales, la reducción de frecuencia de compra y la intensificación de la búsqueda de ofertas y precios por volumen en los puntos de venta.
Esta performance negativa del sector funciona como un termómetro crítico del ajuste macroeconómico, obligando a las empresas a gestionar inventarios complejos. La recuperación de la actividad dependerá estrechamente de la reaparición de herramientas financieras accesibles que permitan a los hogares volver a planificar sus gastos a mediano plazo.
Mientras la falta de financiamiento persista y los salarios reales tarden en estabilizarse, las proyecciones indican que la retracción del gasto continuará siendo la norma para la mayoría de los hogares argentinos.
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